Media naranja

 Resistió todo lo que pudo, pero, finalmente, claudicó: la rutina dejó un agujero donde solía encontrar calor, suavidad y contención. 

 No sin dolor, con el tiempo dejó que su deseo la sorprendiera de nuevo y formó una pareja inédita: tan novedosa y dispar que, cuando ellas caminaban juntas por la calle, incluso sus amigos más abiertos las miraban con desconcierto. 

 De todos modos, eso no empañó ni un segundo la felicidad de las nuevas tortolitas: naranja y media.



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