Una historia
Trata de una nena que vive 10 años de su
infancia en la montaña. Va a la escuela, la única del pueblo, antes y después
juega a la pelota con sus amiguitos en el descampado de tierra, casi todo es
descampado. También juega a armar casas con la leña que ponen en la salamandra
para calentar la casa en el invierno. En el verano, van al río a hacer
campamentos, competencias de barquitos que son simples ramas de los árboles de
alrededor.
Cuando va a séptimo grado, su papá y su mamá desean que su
hija vaya a la universidad, entonces la mandan a vivir con su abuela a la
ciudad para entrar a una de las escuelas secundarias de elite. Al principio la
adolescente extraña la libertad que tenía en el campo de ir y venir a cualquier
hora, dejar la bici en cualquier lado, pero en poco tiempo se fascina por el
piano que tiene en su casa la nueva amiga de banco y las tardes en el cine. Se
da cuenta que en la ciudad no existe el aburrimiento.
Entra a la universidad, aprende muchísimo, cosas que ni
imaginaba. Se recibe. Con título en mano, se va a vivir al extranjero, cobra en
dólares. Su familia festeja y comparte sus logros tanto como la extraña. Con el
paso de los años viviendo en distintos países se da cuenta que los dólares son
importantes, sobre todo cuando vuelve de visita a su tierra. Son los que le
permiten comprar asados y vinos para festejar los reencuentros. También en el
extranjero se da cuenta que, más que importante que los dólares, son las
fuentes de agua dulce, que escasean a nivel mundial.
En una de esas visitas, Argentina entra en crisis. Otra vez.
Ya vivió el 2001 y se tuvo que ir, pero en esta es tiempo de volver. De
devolverle a su tierra, a sus compatriotas, lo que la educación pública y
soberana le dio en su formación.
Vuelve a su patria. Al pueblo. Ha cambiado un poco. Ya no
está más el videoclub y no hay una sino dos estaciones de servicio. Sacaron el
kiosco de diarios, comprensible, ya casi nadie lee en papel. En la despensa,
justo antes del cierre definitivo, Nelly la reconoce y, aunque han pasado
muchos años, le regala dos caramelos.
Consigue trabajo en la institución de ciencia y tecnología
más importante de Latinoamérica. A solo 120 kms del pueblo. Vuelve a la ciudad
de su abuela, pero los fines de semana se va a descansar a la casa familiar, en
Uspallata. Un sábado, haciendo compras en la carnicería escucha de fondo la
radio del pueblo ideas sobre cómo mejorar la educación, incluso de crear una
universidad para el pueblo, para que los adolescentes no tengan que migrar al
terminar la secundaria. La mujer se alegra, se interesa, averigua, le dicen que
con el dinero de la explotación minera es posible. La mujer duda. Vuelve el
lunes a la ciudad y hace lo que le enseñaron en la universidad: buscar fuentes
diversas y contrastar. Notas periodísticas y artículos científicos. Consulta a
sus amigos de Catamarca y San Juan. Le dicen que ni cerca de La Alumbrera ni en
Jáchal crearon nuevas universidades ni mejoraron los hospitales.
Lo comenta con su familia, sus sobrinos le dicen que eso no
es tan importante como las oportunidades de trabajo. Ellos empiezan cursos
promocionados por la empresa minera. La mujer y su hermana consultan los
informes de impacto ambiental publicados en el sitio web del gobierno. Xantato.
Preguntan a una bióloga amiga que les confirma que es una sustancia dañina para
la salud.
Mientras, en el pueblo se instala una oficina de
colaboración público-privada para evacuar dudas sobre el proceso de la minera.
La mujer y su hermana van a visitar a sus compadres de San Juan: les comentan
que allí hubo derrames de cianuro en los ríos Potrerillos y el Jáchal en el
2015… que diez años después encontraron arsénico en el agua, es decir, que el
agua no es apta para consumo humano. En Mendoza podría suceder con el xantato.
Al domingo siguiente, asado de por medio, se vuelven a
encontrar los sobrinos, la mujer y su hermana. Cada quien dice la información
que encontró: lo que empieza como una conversación tranquila se transforma en
una discusión fuerte. Se dejan de escuchar los argumentos. Se acusan
mutuamente: ¡A vos te importa más la minera que la familia! Gritan unos. ¡A vos
te importa más la guita que la salud de la familia!
Se pelean, no se hablan por años, venden la casa del pueblo.
La minera todavía no empieza los trabajos de construcción,
pero ya dañó los vínculos: familiares y vecinales.
Para que esta historia no se repita, como les sucedió a
algunos de los que hablaron públicamente esta semana en días anteriores de esta
audiencia, el pueblo hizo un caravanazo para expresarse en la audiencia pública
del pueblo el sábado 2 de agosto, caravanazo que replicó lo que muestra el
documental la Historia del Agua de Mendoza, la película que no quieren que
veamos, que censuran en escuelas, en clubes deportivos y persiguen proyecciones
en medios comunitarios.
La megaminería extractivista a gran escala con sustancias
contaminantes no tiene licencia social para dañar el agua, nuestros cuerpos y
nuestros lazos.
Hoy el cerro Potosí, en Bolivia, se está hundiendo tras
siglos de extractivismo. Potosí fue Villa Imperial (promovida como tal por el
rey Carlos V en el siglo XVI) y hoy es una de las ciudades más pobres. El cerro
San Jorge y Uspallata lejos están de ser el cerro y el pueblo con más riqueza
mineral del Latinoamérica, no lo son ni lo serán, pero con la explotación
minera de PSJ Cobre Colonial sí se empobrecerán, porque la riqueza de Uspallata
está en su agua pura y en su pueblo, que resiste.
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