Ten cuidado con lo que deseas

 Otro día me dijo: 

 —No sé qué hacer. 

 —Hacelo —le dije—, ¿qué es lo peor que puede pasar? 

 —Es una buena pregunta —me contestó. 

 Se quedó pensativa, no sé si fue real o una pose para no responderme lo que intuía, pero todavía no podía pronunciar en voz alta. 

Yo lo supe en ese momento, pero me quedé callado, podía ser abrumador para ella escucharlo. Todavía lo sé: que le responda que sí, que es recíproco. Porque no lo iba a poder creer, porque iba a tener que hacerse cargo, porque iba a tener que elegir. Y ahora, años después, aunque escuchó lo que quería escuchar, todavía sigue incrédula. Inmóvil. No sé qué espera para ser feliz.

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