Brujas angelicales
Dios
no me los mandó,
pero
yo tengo
dos
ángeles de la guarda
cuando
caminé errante
al
borde de la cornisa
atajaron
mis contradicciones
con
sus abrazos sonrientes
o
sonrisas abrazantes
(perdón
por el neologismo,
palabra
de ángeles trashumantes)
sé
que no me los mandó Dios
porque
mis ángeles son dos brujas:
negra
una
y,
la otra,
barroca
latinoamericana.
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