Anfitriona

  Para el muchacho, siempre fue una bocanada de aire fresco y un paréntesis en la vida cotidiana. Ella lo conoce de adolescente. Desde entonces nunca interrumpió sus silencios y dio albergue a sus soliloquios errantes. Aunque cuadrada, es abierta. Eso le permitió, con el tiempo, conocerlo de a poco y ampliar sus horizontes. Ella estimuló la curiosidad del chico con novedosas batallas de gallos y alojó tangos que, ya como adulto, él bailó con tanta pasión como torpeza. Con los años, también conoció el llanto del hombre quebrado por la soledad. 

 Recio, él nunca se animó a decirlo en voz alta, pero quiere mucho a su placita del barrio.

Comentarios

Entradas populares