Asíntotas vanguardistas

 Una es recta, rectísima, estricta como dibujada a es cuadra. Es eje y estructura. La otra es curva, estilizada y, cual vector, expresa notoriamente movimiento. 

 Hace milenios que se conocen. Más o menos desde que Apolonio las nombró y, con el nombre, les asignó su destino: asíntotas. 

 Sin embargo, tener una relación de aproximación infinita sin posibilidad de encuentro en un punto no les impidió desarrollar una relación. Llevan siglos acercán dose: la timidez por la distancia inicial, a medida que se permitieron compartir charlas y anécdotas, se volvió confianza. Cómplices de aventuras, se hicieron fieles amigas, compinches. 

 Un día, la curva, muy cerca, mientras escuchaba la catarsis de su amiga, miró con atención absoluta los ojos de la recta. Y vio seguridad, integridad y lealtad. La recta le sostuvo la mirada en silencio pleno y vio en la curva pasión, frescura y tentadora oscuridad. En ese instante, las miradas brillaron bajo el deseo cruzado y recíproco. Lo reconocieron sin pronunciar palabra. Ante la situación inédita, sin querer derribar la geometría occidental, pero sin poder evitarlo, se tocaron por primera vez.

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