Sospechosa

Aturdida por la furia de la ciudad, fue a buscar sosiego a las montañas. Al llegar al mirador natural del parque nacional patagónico, la vista se le perdió en el paisaje. 

A los minutos, apareció un gendarme y le dijo: 

—Está terminantemente prohibido. 

Ella, todavía aturdida por la interrupción, respondió: 

—¿Qué cosa? Solo contemplo lo inefable. 

—Por eso mismo, me va a tener que acompañar.

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